
Introducción
El cuajo para quesos es un ingrediente clave que, si no se maneja adecuadamente, puede comprometer la calidad final del producto. Ya sea que lo utilices en una pequeña quesería o en una planta de producción más grande, conocer los métodos adecuados de almacenamiento es vital para garantizar su efectividad.
El cuajo: una enzima sensible
El cuajo para quesos contiene enzimas que coagulan la leche, iniciando el proceso de transformación en queso. Estas enzimas, como toda proteína biológica, son sensibles a factores ambientales como la temperatura, la humedad y la luz. Por eso, su almacenamiento debe seguir reglas claras para evitar su degradación.
Almacenamiento del cuajo líquido
El cuajo en formato líquido es uno de los más utilizados. Su conservación requiere mayor cuidado, ya que tiene una vida útil más corta que otros formatos.
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Refrigeración constante: Mantenerlo entre 2 y 8 °C.
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Evitar congelamiento: No debe congelarse, ya que puede perder potencia.
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Envase bien cerrado: Para evitar la contaminación o la entrada de aire que lo degrade.
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Alejado de la luz: Conservarlo en botellas oscuras o en un lugar sin exposición solar directa.
Almacenamiento del cuajo en polvo o granulado
Este formato tiene una vida útil más extensa y es más fácil de transportar, pero también requiere cuidados específicos.
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Ambiente seco: El cuajo en polvo debe almacenarse en un lugar seco y sin humedad.
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Temperatura controlada: Lo ideal es mantenerlo entre 4 y 25 °C dependiendo de las especificaciones del fabricante.
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Envase hermético: Preferentemente en bolsas selladas o frascos con tapa de seguridad.
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No mezclar lotes: Para evitar contaminaciones cruzadas y pérdidas de trazabilidad.
¿Cuánto dura el cuajo en buen estado?
La duración del cuajo depende del formato y del fabricante. En promedio:
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Cuajo líquido: entre 6 y 12 meses.
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Cuajo en polvo: hasta 18 o 24 meses, si se conserva adecuadamente.
Siempre revisa la fecha de caducidad y sigue las recomendaciones del proveedor.
Cómo saber si el cuajo ya no sirve
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Cambio en el color, especialmente si el líquido se vuelve opaco o más oscuro.
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Olor extraño o diferente al característico del cuajo.
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Coagulación inconsistente o débil en pruebas de laboratorio o producción.
Lacver: tu aliado en insumos bien conservados
En Lacver, no solo distribuimos cuajo para quesos, también te asesoramos para conservarlo en óptimas condiciones. Te ofrecemos cuajo de alta calidad y te guiamos paso a paso en su uso y almacenamiento, asegurando que tu producción mantenga siempre los estándares más altos.
Conclusión
Un cuajo bien almacenado es sinónimo de un queso bien elaborado. No pongas en riesgo tu producción por un mal manejo de insumos. Protege tu proceso desde el principio y confía en aliados como Lacver para asegurar calidad en cada lote de queso que produces.
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