Introducción

Cuando se trata de producir quesos de calidad, uno de los dilemas más comunes es la elección del tipo de cuajo: ¿líquido o en polvo? Ambos formatos cumplen la función esencial de coagular la leche, pero presentan diferencias importantes que pueden influir en el resultado final del queso. En este blog, exploramos a fondo los pros y contras de cada presentación para ayudarte a tomar la mejor decisión.

Cuajo líquido: facilidad de uso y precisión

El cuajo para quesos en presentación líquida es muy popular entre los productores por su facilidad de dosificación. Su estado permite una dispersión más rápida y uniforme en la leche, lo que mejora la eficiencia del proceso. Es especialmente recomendable para pequeñas y medianas queserías que elaboran lotes artesanales con procesos manuales.

Además, el cuajo líquido suele estar disponible en versiones de origen animal o microbiano, lo que ofrece opciones según el tipo de producto deseado y los valores de la marca.

Sin embargo, el cuajo líquido puede requerir una cadena de frío para conservar su efectividad, lo que representa un desafío en zonas rurales o con acceso limitado a refrigeración.

Cuajo en polvo: durabilidad y transporte

El cuajo para quesos en polvo se distingue por su larga vida útil. No necesita refrigeración estricta, lo que lo hace ideal para regiones con condiciones de almacenamiento complicadas o para productores que desean mantener un inventario más amplio sin preocuparse por la caducidad inmediata.

Este formato también es muy valorado en procesos industriales o semi-industriales donde se producen grandes volúmenes de queso. Aunque su dosificación requiere precisión y cierta experiencia, su eficacia es comparable a la del cuajo líquido.

En Lacver, contamos con cuajo para quesos tanto en polvo como líquido, seleccionados con estándares de calidad estrictos. Nuestro equipo técnico puede asesorarte para definir cuál es el formato ideal según tus necesidades de producción.

¿Qué tipo de cuajo te conviene más?

La elección entre cuajo líquido o en polvo dependerá de factores como el tipo de queso que produces, la escala de tu operación, tus condiciones de almacenamiento y tu infraestructura. Si priorizas la facilidad y precisión inmediata, el cuajo líquido es una excelente opción. Si valoras la duración y flexibilidad logística, el cuajo en polvo puede ser el indicado.

En cualquier caso, utilizar cuajo para quesos de alta calidad como el que ofrece Lacver marcará la diferencia en la textura, el sabor y la eficiencia de tu producción

Conclusión

Lacver no solo es proveedor, es un aliado para tu crecimiento. Como distribuidora especializada, entendemos los retos de la producción quesera en México y estamos comprometidos con el éxito de nuestros clientes.